Cuando se habla de comunicar, sobre todo cuando se atiende a espacios masivos aparecen indiscutiblemente conceptos como responsabilidad, ética y empatía, el hecho de tomar un micrófono, de escribir para una revista o diario ya sea en su versión impresa o digital o tener voz en un canal en línea representa la posibilidad de llegar a millones de personas y cambiar su manera de pensar o en algunos casos tratar de hacerlo, todos en algún momento de nuestra vida hemos escuchado que los medios informan lo que existe en la realidad, algunos otros hemos descubierto que además de informar hay aspectos que se construyen ya sea por cuestiones de agenda, por intereses de las audiencias o finalmente a beneficio de quien emite la información.

Con lo anterior quiero decir que detrás de todo mensaje siempre existe un contenido manifiesto, pero además un tratamiento que orienta la discusión sobre temas de interés general, decimos o escribimos algo, pero en la selección de las palabras, en el orden de las mismas y en el tono de lo que manifestamos se encuentran los aspectos que marcan la ruta sobre lo que la información verdaderamente está tratando de comunicar, es así que día a día tenemos ejemplos en diferentes áreas en las que personas con poder de ser escuchadas, vistas o leídas tratan de incidir en la opinión pública de quienes consideran sus públicos más cercanos.

Si sumamos a lo que decimos conceptos como libertad de expresión estamos en un terreno en el que quien comunica hace uso de esta importante garantía para expresar lo que siente y piensa, es entonces que el sentir y el pensar se convierte en una mezcla en la que se tienen tantas versiones de un mismo hecho como personas queriendo decir algo al respecto, no estoy tratando de coartar una libertad fundamental, al contrario el hacer uso de ésta tendría que estar precisamente acompañada en todo momento de los tres grandes conceptos mencionados al inicio, no busquemos espacios para expresar solo lo que queremos decir, sino cómo, lo que queremos manifestar una vez que atraviesa por la responsabilidad, la ética y la empatía nos permite contribuir a la solución de problemas reales.

Comencemos a construir discursos desde donde nuestra especialidad o profesionalización nos lo permita, en donde lo que decimos esté lleno de contenido valioso y cuya intención sea proponer con argumentos soluciones a situaciones complejas.