Los Discursos Polarizados en los Medios de Comunicación
Alicia Solano
Dra. en Desarrollo Humano / Mtra. en Educación; académica de tiempo completo y Coordinadora de Proyectos de Investigación del Instituto UNAO. Apasionada de los procesos creativos literarios, escribe cuento y desarrolla temas relacionados con la investigación educativa.
¿Cuántos de nosotros no hemos tomado partido por una persona, una institución, un partido político o un país?
Sin duda, los que consumimos el contenido generado por los medios de comunicación hemos estado en la situación anterior en una, varias ocasiones o siempre, buscando en dicho consumo que sean ellos los que conforman nuestra opinión y postura sobre las situaciones que envuelven la vida cotidiana, así es que no nos adentramos al mundo desde una postura personal y buscamos debatirla, sino que esperamos que a través de diversos medios nos anuncien cuáles son las afirmaciones disponibles para por una tomar partido.
Como si de declarar héroes y villanos se tratara, cada vez más existen los buenos de la historia y los malos, a los que se exalta se les permite tener mayor tiempo y espacios para trasmitir su mensaje y éste se refuerza por los medios de comunicación, a los que se les trata de minimizar y cuyo discurso no parece adecuado se les deja solos, se les niegan los espacios de réplica y se ocupa cualquier oportunidad para minimizar el valor de su propuesta, sus argumentos o su defensa.
Valga la pena hacer una recomendación, la serie The Boys presentada en la plataforma Amazon Prime, retrata de manera cruda y hasta el exceso la fantasía de una sociedad en donde existen personas con súper poderes que fácilmente y obedeciendo a las leyes corporativas, de mercadotecnia y del beneficio inmediato pueden convertirse en lo opuesto a lo que la literatura nos ha marcado que es el ideal de estos personajes, al ser seres humanos modificados se convierten en lo que han sido diseñados para eliminar.
Estamos viviendo una pulsión narrativa en donde nos asemejamos a las situaciones que presentaba la ficción, existe una delgada línea entre los hechos y la mentira, y lo que hay en medio de estos dos es el espacio de la ambigüedad, justo en ese espacio es en el que se manejan los diferentes discursos mediáticos, lo dicho pero no dicho, la afirmación sin afirmación, lo declarado culpable sin que haya implicaciones de ningún tipo, ejemplos como lo anterior lo encontramos en la batalla legal televisada entre Amber Heard y Johnny Deep, la prensa declaró ganador a uno y perdedor al otro, sin mostrar los matices de la argumentación legal, se trató de hurgar en la vida privada de ambos y de convertir en un elemento ridículo cualquier actitud que favoreciera al contendiente que desde su inicio habían decidido defender.
Finalmente, la solución se encuentra en cada uno de nosotros, en acercarnos a los medios desde una postura crítica que nos permita evaluar si lo dicho es correcto, está sustentado o si hay razones para dudar. En ese momento quienes generan el contenido sabrán que no estamos esperando que nos cuenten, sino que deberán convencernos a fuerza de razón y con hechos de lo que están informando, ese día habremos transitado finalmente de las audiencias pasivas a las activas.