Ganar por Partida Doble
Alicia Solano
Dra. en Desarrollo Humano / Mtra. en Educación; académica de tiempo completo y Coordinadora de Proyectos de Investigación del Instituto UNAO. Apasionada de los procesos creativos literarios, escribe cuento y desarrolla temas relacionados con la investigación educativa.
Cuando despertó, descubrió que había ganado el avión presidencial, el ruido poco a poco se hizo más intenso y cada vez con más claridad escuchaba a lo lejos el tema sobre la rifa de la aeronave, abrió un solo ojo y pudo ver en la televisión del hospital que anunciaban al ganador, ella no sentía más que dolor en todo el cuerpo, pero, tenía todavía en la mano aquel papel que le garantizaría el pase a una nueva vida, era el boleto, sentía cómo lo apretaba para no dejar que nadie se lo quitara, con mucho esfuerzo alzó la mano derecha y vio, al principio borroso y cada vez más claro el número que estaba en la pantalla, no podía gritar, no podía decirle a nadie, había ganado.
Sí, efectivamente, había ganado el avión presidencial, el número coincidía con el que tenía entre las manos, después de sentir el triunfo se percató de en donde estaba, era un hospital, trató de mirar a su alrededor y tenía las piernas enyesadas, no podía moverse, por un momento se asustó pero poco a poco recordó que fue lo que la llevó a ese lugar y a ingresar en el estado que estaba segura se encontraba.
Lo que vino después no pudo ser más que una profunda risa, era ridículo pensar en qué terminó todo, ella tenía el dinero suficiente para comprar más de un boleto y lo había hecho, lo hizo por burla, por saber que nunca un individuo normal podría poseer un premio de tal naturaleza y finalmente porque quería que alguien más lo obtuviera para burlase con las consecuencias de tener un avión.
La palabra hubiera no debería existir en nuestro vocabulario pensaba una y otra vez, si ella no hubiera salido temprano del trabajo el día anterior, no hubiera recorrido esas calles para buscar la librería que le recomendaron y finalmente no hubiera descubierto ese sitio en el que por pelear, el Gran Premio era llevarse un boleto para participar en la rifa del avión, lo que le motivó a entrar no fue el premio, sino saber quién estaba en ese lugar.
Ella sabía que era él, más viejo sin duda, tanto como ella, al fin de cuentas tenían la misma edad, habían coincidido tres veces ya en esta vida y en todas ella terminaba lastimada, abandonada y dolida, lo ubicó y sabía que estaría atendiendo a los heridos en los combates, hurgó y hurgó en su mente una idea que la llevara a casa de nuevo pero no la encontró así que buscó la manera de que la anotaran y comenzó la carrera contra el tiempo para alcanzar ganar.
Si de algo estaba orgullosa era que a pesar de su debilidad emocional, siempre había sido excelente golpeando a las personas, no era muy fuerte al contrario más bien era delgada y sin fuerza pero resistía los golpes como si su piel fuera de goma, el dolor tanto interno como de afuera se había convertido en una forma de vida, trabajaba de manera aburrida en una dependencia de gobierno como secretaria así que al menos esto le daría algo que contar a sus amigas y si tenía suerte sorprendería a su amor, dándole lo que hasta ese momento había guardado para él.
Uno tras otro los encuentros se fueron dando, completó seis antes de que hubiera un motivo para llevarla a la enfermería, la habían dejado ir por una fisura en la clavícula con la promesa de regresar a terminar los combates, ella sabía que no hubo nunca una preocupación por parte de los que organizaban las peleas sino que ya habían visto en ella a una persona de la cual sacar provecho, la sorpresa para el médico vino inmediatamente pues la reconoció e intentó disimular, ella disimuló también y casi al término de su curación pudo observar que no habría nadie que se llevara un boleto a su casa; los médicos inyectaban cianuro a los heridos para quedarse ellos con los mismos, ella lo notó y agradeció estar en ese momento en el lugar indicado.
Volvió a la pelea y cuando por fin la declararon vencedora y le entregaron su boleto, lo apretó fuertemente con la mano derecha y la llevaron de vuelta a la enfermería, no podía caminar pero mientras avanzaba y llegaba a su destino supo lo que tenía que hacer, la acostaron en una camilla y fue él el que pidió atenderla, sacó de su bata una jeringa y ella alcanzó a ver 4 boletos en su haber, inesperadamente lo besó con fuerza y lo miró como lo miraba antes, le quitó la jeringa y se la enterró en el cuello, él cayó al suelo y todos comenzaron a acercarse.
Por dentro se sentía feliz había concluido un episodio en su vida y ahora lastimada así como estaba supo que estaba libre, sus recuerdos terminaron en ese punto y regresó al hospital mientras alguien la llamaba, no podía más que mostrar una sonrisa en el rostro y esperar, al fin de cuentas en esos dos días había ganado por partida doble, se burlaba de ella misma al saber qué sería a partir de ese momento, tomó el boleto con dificultad con ambas manos y lo rompió, el avión la había hecho completar su destino y ahora ella le dejaba al país la tarea de declarar desierto un sorteo que al igual que su decisión de anoche había sido ridículo.
Oaxaca – abril 2022